miércoles, 2 de marzo de 2016

Gerald Brito: “Creo en el ser humano que construye”



Gerald Brito, no es el nombre con el que lo bautizaron sus padres, mejor aún, es el nombre que escogió para ser quien es. El nombre que refleja su identidad intersexual, sus lazos de amistad con la población Trans (Transexual y Transgénero) y su rostro como activista desde hace 10 años por los derechos de la población LGBTI; es quien dirige de la organización Silueta X en Cuenca.

Tiene 38 años y nació en Quito, de padres cuencanos. Vive en Cuenca desde los 5 años, se radicó en esta ciudad luego de la separación de sus padres. Se considera “cuenqueño” porque valora sus dos raíces, “no quiero sentirme ni quiteño ni cuencano, yo quiero ser las dos cosas por eso soy cuenqueño” y lo dice con una gran sonrisa dibujada en su rostro.

Es el segundo de tres hermanos de padre y madre, aunque “en total somos 15 hermanos solo por parte de padre” manifiesta. Con todos ellos mantiene una buena relación, aunque el tema de su orientación sexual es un secreto a voces en la familia. Sin embargo, para su madre ha sido más conflictivo comprender y aceptar su identidad sexo-genérica.

Lleva 13 años ejerciendo su profesión de psicopedagogía, trabaja para el Estado en una escuela pública. Su trayectoria como docente le ha dejado muchas enseñanzas, este es uno de los espacios donde constantemente ha sufrido discriminación por su orientación sexual. Cuenta, que fue a partir de una falsa acusación en su contra que lo obligó a renunciar a uno de sus trabajos en una institución educativa, que empezó a investigar sobre los derechos de las personas LGBTI y a defenderse del hostigamiento homofóbico. “Soy una persona de retos” afirma.

Pero la persecución también ha llegado desde la misma comunidad LGBTI. “Manejo dos nombres también porque dentro del activismo he recibido amenazas de muerte y han querido meterse incluso con mi familia (…) Pensaban que mi activismo, era un activismo de oportunismo” dice, por el contrario él defiende que su lucha no tiene intereses de por medio, “porque estoy enamorado de lo que hago, porque estoy consciente que estamos cambiando las cosas para las generaciones futuras (...) Es más, no recibo sueldo por hacer activismo (…) Existe mucha envidia, no asimilan que puede haber una lucha desinteresada”, afirma. 
 
“El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices.”
-Oscar Wilde-

Disfruta de su trabajo como maestro, porque se siente reflejado en sus alumnos, “Yo me reflejo en ellos, porque veo ese niño que yo no pude ser, ese niño que sonríe, que crece en libertad, que juega, que puede compartir con sus compañeros. Porque yo sufrí un proceso muy feo en mi infancia”. De pronto la tristeza asoma en los ojos de Gerald, para contarnos que fue víctima de abuso sexual en su infancia y parte de su adolescencia por miembros de su familia.

“Yo tenía 5 o 6 años, no más; siento que en ese momento se rompió toda mi niñez. Nunca le conté a nadie, por miedo, como todo niño tenía miedo. Y porque no fue el único, lo hicieron también dos primos más. Yo sufrí violencia de tres primos. La última agresión fue cuando tenía entre 14 o 15 años. Fueron demasiados años. Cuando mi mamá supo lo que sucedió, lo primero que hizo fue culparme, me dijo: tú, tú debes andarles provocando”.

Su adolescencia también fue difícil, pues su condición de intersexual le producía cambios hormonales y fisiológicos, como el crecimiento de pechos y caderas, que no estaban acordes con su sexo y tenía que ocultar su cuerpo femenino con ropas anchas para evitar cuestionamientos de su familia. “Yo siempre me vi como una niña, ahora en cambio me hormonizo porque no quiero ser niña. He cambiado mi voz, mi voz era muy delicada, tenía muchos gestos femeninos. Ahora yo me hormonizo para tener esta contextura masculina y perder todo lo femenino que tenía. Porque yo siento que eso fue el punto de quiebre para tener conflictos con mi familia” manifestó.

Sin duda, nuestras primeras experiencias en el mundo marcan el desarrollo de nuestra vida emocional. Hay niños y niñas que tienen la fortuna de aprender a amar desde muy pequeños porque fueron criados en entornos donde prevaleció el amor y el respeto, pero también hay quienes tienen que pasar por procesos muy dolorosos para superar las huellas de una infancia violentada y reencontrarse con el amor propio y el amor hacia el mundo. Cuando lo consiguen, esas personas nos dejan grandes lecciones a la sociedad. 

Gerald no es creyente, porque siente que la religión lo violenta en muchos aspectos. “Creo en el ser humano que construye, el que aporta con un granito de arena para generar un cambio en la sociedad para lograr la equidad”, dice.

Se considera vulnerable, aún tiene miedo a las noches de lluvia, porque las mayores agresiones que sufrió sucedieron cuando llovía, nos contó; y aunque hoy en día trata de sobrellevar esos temores no permite que lo toquen con facilidad. “Ni siquiera voy a los médicos, porque no quiero que me toquen. Por eso siempre que voy a consulta voy acompañado de alguien. Me quedé con ese temor de que me hagan daño. Con mis parejas, tiene que pasar un lapso de tiempo para que me puedan abrazar o besar”. Sin embargo, lucha contra esta tendencia a la desconfianza y logra establecer vínculos afectivos con otros.

“Creo que las personas que han experimentado las mayores tristezas son las que siempre se esfuerzan más en hacer a otros felices. Porque ellos saben en carne propia lo que es sentirse desolados y abatidos, y no quieren que nadie más se sienta así”.
- Robin Williams -

Su carácter emocional y su dualidad muchas veces lo ponen en conflicto. “Soy desconfiado con quienes me han fallado, así mismo, si te ganaste mi confianza, te ganaste el cielo” dice Gerald.

Esto lo corrobora uno de sus amigos más cercanos, quien afirma que “tiene un carácter súper duro para sacar las cosas adelante y puede ser muy terco a la hora de defender lo que considera justo, no se da por vencido. Para mí es un maestro, es muy sabio, me ha enseñado a pelear por mis derechos y me ha ayudado a comprender muchas cosas de este mundo conflictivo. Es muy arriesgado y pone como prioridad a las demás personas antes que a él”.

Algunos compañeros de activismo lo definen además como un líder integral, por su calidad de persona, su sensibilidad y la confianza que les genera porque, dicen, ha sabido inculcarles el amor por el activismo. De igual manera, cuestionan que en ciertos momentos puede cometer errores y comportarse de modo inadecuado con sus compañeros, lo que ha hecho que personas valiosas se alejen de la organización.

Gerald tiene la firme convicción de que la solidaridad y el activismo van de la mano, porque su experiencia de vida y las dificultades que atravesó le hacen pensar que tiene que dar todo de sí para ayudar a quien lo necesite.

Le gusta que la organización sea un espacio acogedor, “donde puedas encontrar un amigo, una taza de café para compartir (…) Silueta X no es un grupo, no es una reunión de amigos. Somos una familia. Nos cuidamos como familia y nuestro vínculo es más fuerte que los lazos de sangre, porque sientes que es con ellos con los que cuentas y que no te dejarán solo. La amistad es la mayor fortaleza”. No le gusta la soledad.

“Me motiva a luchar mi familia, los chicos, la sociedad, no me gusta la discriminación, no soporto ver llorar a alguien discriminado. No perdono la mentira y la infidelidad. Cuando yo siento que cometí un error, pido perdón”.

Más allá del activismo.

En la vida de Gerald, la lucha por los derechos se acompaña siempre de buen humor. La risa es esencial para cualquier amistad o vínculo humano y más aún saber reírse de sí mismo, con carcajadas escandalosas como suele hacerlo Gerald. “Cuando estoy triste lo vivo en la intimidad, a la gente siempre le doy una sonrisa” dice.

Lleva tatuado el nombre de Laura Pausini, pues es admirador de su trayectoria artística, sus melodías han acompañado muchos pasajes de su vida y en las letras de estas canciones ha encontrado muchas veces refugio, optimismo y motivación.

En la escuela participó en atletismo obteniendo los primeros lugares y aunque actualmente no practica este deporte, afirma que le dejó grandes lecciones para la vida. El deporte le permitió vivir espacios de aceptación de la gente y siempre le significó retos. “El deporte me enseñó a trabajar en equipo”. Quizá por eso es que en Silueta X dice no sentirse el líder, sino un miembro más del grupo.

Es hincha del Deportivo Quito, aunque le gusta más la fiesta del fútbol que ir al estadio.

Disfruta mucho de caminar por las orillas del río y por la ciudad. “Caminar es libertad. Me gusta ver cómo la gente reacciona cuando he salido a caminar en tacos, como forma de reivindicación. Me han dicho de todo. Las mujeres tienen más apertura, los hombres tienen enraizado ese machismo que nos violenta”.

Es vegetariano, le encantan las pastas, “no me falta la sopa de fideo o los tallarines con atún” dice.

Paradójicamente, aunque sea muy cuestionador de la Iglesia, se identifica con los libros de Santa Teresa de Jesús. Su libro preferido es “Castillo interior” porque dice que le lleva a la reflexión sobre sí mismo y cómo se refleja a los demás. Admira su historia de vida, la manera en cómo renunció a sus riquezas y su espíritu constructor y apasionado.

La visión dominante androcéntrica de nuestras sociedades, que consideran a la figura del hombre heterosexual como superior y como referente cultural, también se internaliza en la población LGBTI. En esta comunidad también existen actos de violencia y discriminación entre sus miembros, sobre todo por un rechazo a lo femenino, como nos explica Gerald Brito, quien finalmente nos comparte su criterio sobre ésta y otras temáticas.

¿Machismo dentro de la comunidad LGBTI?

Me molestan comentarios que se publican en las redes como “soy un hombre, me enamoro de hombres no de los remedos de mujeres”, refiriéndose a las personas Trans femeninas. Hay una discriminación, porque si tomamos en cuenta hay discriminación a las trans, pero femeninas, nunca escuchamos de una discriminación a trans masculinos, porque están dentro de la normativa, son hombres. Dentro de la población también existe desconocimiento de lo que es la identidad de género y la identidad sexual.

Aprobación de la Ordenanza LGBTI en Cuenca.

El pasado 5 de febrero el Consejo Cantonal de Cuenca aprobó la Ordenanza para la Inclusión, el Reconocimiento y Respeto a la Diversidad Sexual y Sexo-Genérica, esta normativa es considerada como histórica por los colectivos LGBTI de la ciudad, sin embargo, Gerald Brito tiene una opinión menos optimista:

“Para mí no fue un triunfo la Ordenanza Cantonal, la forma como se debatió, la forma silenciosa en que se llevó a cabo el proceso, sin que nadie se entere. El silencio que te condena a un derecho a medias, en el sentido de que no se debatió a profundidad, que se trató por encima para que nadie haga problema, porque esto no está correcto, esto todavía tiene que ser un tema tabú. Faltó mucho debate social, por ejemplo en el Primer debate de la Ordenanza los concejales, se levantaron y se fueron, no debatieron, yo siento como derrota que la gente no te dé sus justificativos, sus argumentos del por qué sí o por qué no.
La aprobación fue un acto que no contó con la participación de los compañeros de la población, simplemente leyeron los artículos y votaron. No hubo el espacio para dialogar, por eso yo lo asumo como el premio consuelo”.

¿Qué cambia ahora en la sociedad cuencana con la aprobación de dicha normativa?

Para la sociedad cuencana no cambia nada, obviamente es genial que se demande respeto a la población LGBTI, pero la normativa no va a garantizar ese respeto por el solo hecho de estar escrito, el respeto se consigue mediante la incidencia permanente (…) cuando la sociedad naturaliza la afectividad más allá de lo heterosexual (…) Una normativa puede ser letra muerta si no se explica a la gente cómo funciona, para que la gente actúe no por coerción sino por conciencia.
No pretendo hacer de menos a las ordenanzas, pero pienso que cuando hacemos políticas públicas tienen que ser ejecutivas, no sancionadoras, es decir, ejecutar proyectos, actividades que hagan las vinculaciones, de lo contrario la declaratoria de “Azuay libre de discriminación” termina siendo letra muerta. La cultura es el verdadero activismo, por eso las ordenanzas deben romper los aspectos culturales hegemónicos, para llevar a una nueva cultura diversa.
A esta Ordenanza le falta aterrizar. No basta con prohibir las clínicas de “deshomosexualización”, si no hay campañas que ayuden a romper con los mitos de que la homosexualidad es una patología, el camino sancionador no acaba con la homofobia.

Abriendo Caminos.

Gerald es autocrítico de su propio activismo y reconoce que en ocasiones han fallado al negociar derechos como el de que se reconozca públicamente la lucha de los colectivos LGBTI.
Por otro lado, se siente feliz de aportar para transformar ciertas realidades de discriminación y violencia, “Soy feliz de saber que estoy siendo parte de un cambio, que no me quedé estático”.

Su ideología de izquierda lo ha llevado a militar en movimientos como lo fue Ruptura de los 25 y actualmente en el movimiento Unidad Popular, piensa que ya es hora de que representantes de la población LGBTI formen parte de los espacios políticos y de poder.

Actualmente cursa la carrera de Género y Desarrollo en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Cuenca, allí también ha sabido aportar creativamente al debate de los derechos de la población LGBTI. Anhela que un día se superen los candados mentales de la sociedad, que impiden la convivencia pacífica entre seres humanos diversos.

Por: Nathalia Cedillo C.
COMUNICADORA SOCIAL


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