Gerald Brito, no es el nombre con el
que lo bautizaron sus padres, mejor aún, es el nombre que escogió para ser
quien es. El nombre que refleja su identidad intersexual, sus lazos de amistad
con la población Trans (Transexual y Transgénero) y su rostro como activista
desde hace 10 años por los derechos de la población LGBTI; es quien dirige de
la organización Silueta X en Cuenca.
Tiene 38 años y nació en
Quito, de padres cuencanos. Vive en Cuenca desde los 5 años, se radicó en esta
ciudad luego de la separación de sus padres. Se considera “cuenqueño” porque
valora sus dos raíces, “no quiero sentirme ni quiteño ni cuencano, yo quiero
ser las dos cosas por eso soy cuenqueño” y lo dice con una gran sonrisa
dibujada en su rostro.
Es el segundo de tres
hermanos de padre y madre, aunque “en total somos 15 hermanos solo por parte de
padre” manifiesta. Con todos ellos mantiene una buena relación, aunque el tema
de su orientación sexual es un secreto a voces en la familia. Sin embargo, para
su madre ha sido más conflictivo comprender y aceptar su identidad
sexo-genérica.
Lleva 13 años ejerciendo
su profesión de psicopedagogía, trabaja para el Estado en una escuela pública.
Su trayectoria como docente le ha dejado muchas enseñanzas, este es uno de los
espacios donde constantemente ha sufrido discriminación por su orientación
sexual. Cuenta, que fue a partir de una falsa acusación en su contra que lo
obligó a renunciar a uno de sus trabajos en una institución educativa, que
empezó a investigar sobre los derechos de las personas LGBTI y a defenderse del
hostigamiento homofóbico. “Soy una persona de retos” afirma.
Pero la persecución
también ha llegado desde la misma comunidad LGBTI. “Manejo dos nombres también
porque dentro del activismo he recibido amenazas de muerte y han querido
meterse incluso con mi familia (…) Pensaban que mi activismo, era un activismo
de oportunismo” dice, por el contrario él defiende que su lucha no tiene
intereses de por medio, “porque estoy enamorado de lo que hago, porque estoy
consciente que estamos cambiando las cosas para las generaciones futuras (...)
Es más, no recibo sueldo por hacer activismo (…) Existe mucha envidia, no
asimilan que puede haber una lucha desinteresada”, afirma.
“El medio mejor para hacer buenos a los niños es
hacerlos felices.”
-Oscar Wilde-
Disfruta de su trabajo
como maestro, porque se siente reflejado en sus alumnos, “Yo me reflejo en
ellos, porque veo ese niño que yo no pude ser, ese niño que sonríe, que crece
en libertad, que juega, que puede compartir con sus compañeros. Porque yo sufrí
un proceso muy feo en mi infancia”. De pronto la tristeza asoma en los ojos de
Gerald, para contarnos que fue víctima de abuso sexual en su infancia y parte
de su adolescencia por miembros de su familia.
“Yo tenía 5 o 6 años, no
más; siento que en ese momento se rompió toda mi niñez. Nunca le conté a nadie,
por miedo, como todo niño tenía miedo. Y porque no fue el único, lo hicieron
también dos primos más. Yo sufrí violencia de tres primos. La última agresión
fue cuando tenía entre 14 o 15 años. Fueron demasiados años. Cuando mi mamá
supo lo que sucedió, lo primero que hizo fue culparme, me dijo: tú, tú debes andarles provocando”.
Su adolescencia también
fue difícil, pues su condición de intersexual le producía cambios hormonales y
fisiológicos, como el crecimiento de pechos y caderas, que no estaban acordes
con su sexo y tenía que ocultar su cuerpo femenino con ropas anchas para evitar
cuestionamientos de su familia. “Yo siempre me vi como una niña, ahora en
cambio me hormonizo porque no quiero ser niña. He cambiado mi voz, mi voz era
muy delicada, tenía muchos gestos femeninos. Ahora yo me hormonizo para tener
esta contextura masculina y perder todo lo femenino que tenía. Porque yo siento
que eso fue el punto de quiebre para tener conflictos con mi familia” manifestó.
Sin duda, nuestras
primeras experiencias en el mundo marcan el desarrollo de nuestra vida
emocional. Hay niños y niñas que tienen la fortuna de aprender a amar desde muy
pequeños porque fueron criados en entornos donde prevaleció el amor y el respeto,
pero también hay quienes tienen que pasar por procesos muy dolorosos para
superar las huellas de una infancia violentada y reencontrarse con el amor
propio y el amor hacia el mundo. Cuando lo consiguen, esas personas nos dejan
grandes lecciones a la sociedad.
Gerald no es creyente,
porque siente que la religión lo violenta en muchos aspectos. “Creo en el ser
humano que construye, el que aporta con un granito de arena para generar un cambio
en la sociedad para lograr la equidad”, dice.
Se considera vulnerable,
aún tiene miedo a las noches de lluvia, porque las mayores agresiones que
sufrió sucedieron cuando llovía, nos contó; y aunque hoy en día trata de
sobrellevar esos temores no permite que lo toquen con facilidad. “Ni siquiera
voy a los médicos, porque no quiero que me toquen. Por eso siempre que voy a
consulta voy acompañado de alguien. Me quedé con ese temor de que me hagan
daño. Con mis parejas, tiene que pasar un lapso de tiempo para que me puedan
abrazar o besar”. Sin embargo, lucha contra esta tendencia a la desconfianza y
logra establecer vínculos afectivos con otros.
“Creo que las personas que han
experimentado las mayores tristezas son las que siempre se esfuerzan más en hacer
a otros felices. Porque ellos saben en carne propia lo que es sentirse
desolados y abatidos, y no quieren que nadie más se sienta así”.
- Robin Williams -
Su carácter emocional y
su dualidad muchas veces lo ponen en conflicto. “Soy desconfiado con quienes me
han fallado, así mismo, si te ganaste mi confianza, te ganaste el cielo” dice
Gerald.
Esto lo corrobora uno de
sus amigos más cercanos, quien afirma que “tiene un
carácter súper duro para sacar las cosas adelante y puede ser muy terco a la
hora de defender lo que considera justo, no se da por vencido. Para mí es un
maestro, es muy sabio, me ha enseñado a pelear por mis derechos y me ha ayudado
a comprender muchas cosas de este mundo conflictivo. Es muy arriesgado y pone
como prioridad a las demás personas antes que a él”.
Algunos
compañeros de activismo lo definen además como un líder integral, por su
calidad de persona, su sensibilidad y la confianza que les genera porque,
dicen, ha sabido inculcarles el amor por el activismo. De igual manera, cuestionan
que en ciertos momentos puede cometer errores y comportarse de modo inadecuado con
sus compañeros, lo que ha hecho que personas valiosas se alejen de la
organización.
Gerald tiene la firme
convicción de que la solidaridad y el activismo van de la mano, porque su
experiencia de vida y las dificultades que atravesó le hacen pensar que tiene
que dar todo de sí para ayudar a quien lo necesite.
Le gusta que la
organización sea un espacio acogedor, “donde puedas encontrar un amigo, una
taza de café para compartir (…) Silueta X no es un grupo, no es una reunión de
amigos. Somos una familia. Nos cuidamos como familia y nuestro vínculo es más
fuerte que los lazos de sangre, porque sientes que es con ellos con los que
cuentas y que no te dejarán solo. La amistad es la mayor fortaleza”. No le
gusta la soledad.
“Me motiva a luchar mi
familia, los chicos, la sociedad, no me gusta la discriminación, no soporto ver
llorar a alguien discriminado. No perdono la mentira y la infidelidad. Cuando
yo siento que cometí un error, pido perdón”.
Más
allá del activismo.
En
la vida de Gerald, la lucha por los derechos se acompaña siempre de buen humor.
La risa es esencial para cualquier amistad o vínculo humano y más aún saber
reírse de sí mismo, con carcajadas escandalosas como suele hacerlo Gerald. “Cuando
estoy triste lo vivo en la intimidad, a la gente siempre le doy una sonrisa”
dice.
Lleva
tatuado el nombre de Laura Pausini, pues es admirador de su trayectoria
artística, sus melodías han acompañado muchos pasajes de su vida y en las
letras de estas canciones ha encontrado muchas veces refugio, optimismo y
motivación.
En la escuela participó en
atletismo obteniendo los primeros lugares y aunque actualmente no practica este
deporte, afirma que le dejó grandes lecciones para la vida. El deporte le
permitió vivir espacios de aceptación de la gente y siempre le significó retos.
“El deporte me enseñó a trabajar en equipo”. Quizá por eso es que en Silueta X
dice no sentirse el líder, sino un miembro más del grupo.
Es hincha del Deportivo
Quito, aunque le gusta más la fiesta del fútbol que ir al estadio.
Disfruta mucho de caminar
por las orillas del río y por la ciudad. “Caminar es libertad. Me gusta ver
cómo la gente reacciona cuando he salido a caminar en tacos, como forma de
reivindicación. Me han dicho de todo. Las mujeres tienen más apertura, los
hombres tienen enraizado ese machismo que nos violenta”.
Es vegetariano, le
encantan las pastas, “no me falta la sopa de fideo o los tallarines con atún”
dice.
Paradójicamente, aunque
sea muy cuestionador de la Iglesia, se identifica con los libros de Santa
Teresa de Jesús. Su libro preferido es “Castillo interior” porque dice que le
lleva a la reflexión sobre sí mismo y cómo se refleja a los demás. Admira su
historia de vida, la manera en cómo renunció a sus riquezas y su espíritu
constructor y apasionado.
La visión dominante
androcéntrica de nuestras sociedades, que consideran a la figura del hombre
heterosexual como superior y como referente cultural, también se internaliza en
la población LGBTI. En esta comunidad también existen actos de violencia y
discriminación entre sus miembros, sobre todo por un rechazo a lo femenino,
como nos explica Gerald Brito, quien finalmente nos comparte su criterio sobre
ésta y otras temáticas.
¿Machismo
dentro de la comunidad LGBTI?
Me molestan comentarios
que se publican en las redes como “soy un hombre, me enamoro de hombres no de
los remedos de mujeres”, refiriéndose a las personas Trans femeninas. Hay una
discriminación, porque si tomamos en cuenta hay discriminación a las trans,
pero femeninas, nunca escuchamos de una discriminación a trans masculinos,
porque están dentro de la normativa, son hombres. Dentro de la población
también existe desconocimiento de lo que es la identidad de género y la
identidad sexual.
Aprobación
de la Ordenanza LGBTI en Cuenca.
El pasado 5 de febrero el Consejo Cantonal de
Cuenca aprobó la Ordenanza para la Inclusión, el Reconocimiento y Respeto a la
Diversidad Sexual y Sexo-Genérica, esta normativa es considerada como histórica
por los colectivos LGBTI de la ciudad, sin embargo, Gerald Brito tiene una
opinión menos optimista:
“Para mí no fue un
triunfo la Ordenanza Cantonal, la forma como se debatió, la forma silenciosa en
que se llevó a cabo el proceso, sin que nadie se entere. El silencio que te
condena a un derecho a medias, en el sentido de que no se debatió a
profundidad, que se trató por encima para que nadie haga problema, porque esto
no está correcto, esto todavía tiene que ser un tema tabú. Faltó mucho debate
social, por ejemplo en el Primer debate de la Ordenanza los concejales, se
levantaron y se fueron, no debatieron, yo siento como derrota que la gente no
te dé sus justificativos, sus argumentos del por qué sí o por qué no.
La aprobación fue un acto
que no contó con la participación de los compañeros de la población,
simplemente leyeron los artículos y votaron. No hubo el espacio para dialogar,
por eso yo lo asumo como el premio consuelo”.
¿Qué
cambia ahora en la sociedad cuencana con la aprobación de dicha normativa?
Para la sociedad cuencana
no cambia nada, obviamente es genial que se demande respeto a la población
LGBTI, pero la normativa no va a garantizar ese respeto por el solo hecho de
estar escrito, el respeto se consigue mediante la incidencia permanente (…)
cuando la sociedad naturaliza la afectividad más allá de lo heterosexual (…) Una
normativa puede ser letra muerta si no se explica a la gente cómo funciona,
para que la gente actúe no por coerción sino por conciencia.
No pretendo hacer de
menos a las ordenanzas, pero pienso que cuando hacemos políticas públicas
tienen que ser ejecutivas, no sancionadoras, es decir, ejecutar proyectos,
actividades que hagan las vinculaciones, de lo contrario la declaratoria de
“Azuay libre de discriminación” termina siendo letra muerta. La cultura es el
verdadero activismo, por eso las ordenanzas deben romper los aspectos
culturales hegemónicos, para llevar a una nueva cultura diversa.
A esta Ordenanza le falta
aterrizar. No basta con prohibir las clínicas de “deshomosexualización”, si no
hay campañas que ayuden a romper con los mitos de que la homosexualidad es una
patología, el camino sancionador no acaba con la homofobia.
Abriendo
Caminos.
Gerald es autocrítico de
su propio activismo y reconoce que en ocasiones han fallado al negociar
derechos como el de que se reconozca públicamente la lucha de los colectivos
LGBTI.
Por otro lado, se siente
feliz de aportar para transformar ciertas realidades de discriminación y
violencia, “Soy feliz de saber que estoy siendo parte de un cambio, que no me
quedé estático”.
Su ideología de izquierda
lo ha llevado a militar en movimientos como lo fue Ruptura de los 25 y
actualmente en el movimiento Unidad Popular, piensa que ya es hora de que
representantes de la población LGBTI formen parte de los espacios políticos y
de poder.
Actualmente cursa la
carrera de Género y Desarrollo en la Facultad de Jurisprudencia de la
Universidad de Cuenca, allí también ha sabido aportar creativamente al debate
de los derechos de la población LGBTI. Anhela que un día se superen los
candados mentales de la sociedad, que impiden la convivencia pacífica entre
seres humanos diversos.
Por:
Nathalia Cedillo C.
COMUNICADORA SOCIAL
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