“Y vivieron felices para
siempre”, es la frase que muchas generaciones de niñas y niños escucharon antes
de dormir. Aquellos cuentos que narraban historias de bellas princesas, delicadas,
obedientes, que vivían en majestuosos castillos, atormentadas por brujas
malvadas hasta ser rescatadas o despertadas por valientes príncipes.
En muchos casos, estas
historias alimentaban el imaginario de niñas que se vieron representadas en el estereotipo
de la hermosa princesa bondadosa y sumisa, cuyo centro referencial de su
existencia era el amor de su príncipe.
Estos cuentos de
fantasía, hoy encuentran su contracara en la propuesta de “Antiprincesas” de Nadia
Fink, escritora y periodista argentina, que a través de una serie de cuentos nos
muestra la historia de mujeres latinoamericanas de carne y hueso, que no
esperaron a ser rescatadas por un príncipe, sino que por el contrario lucharon
por su libertad y la de sus pueblos. Esta propuesta está captando la atención y
sensibilidad de una nueva generación de niñas y niños.
Los relatos de Fink
indagan en la historia de nuestros países latinoamericanos, en cuyos pasajes
generalmente se levantan victoriosos las estampas de los próceres -siempre hombres-
para contar la historia de mujeres que han estado tradicionalmente dibujadas en
las sombras, subordinadas al rol de amantes abnegadas o madres sufrientes.
La propuesta de la autora
ofrece un relato entretenido, en un formato lúdico y colorido, atractivo para
grandes y peques, mostrando a mujeres reales y resaltando sus virtudes como
luchadoras por la libertad, su irreverencia ante poderes opresores, su
capacidad creativa y artística y todos aquellas características que nos
permitan re-conocernos diversas, valientes y generadoras de grandes transformaciones.
Historias de mujeres como
la pintora y poetisa mexicana Frida Kahlo, la cantautora chilena y una de las
principales folkloristas latinoamericanas, Violeta Parra, la heroína
independentista boliviana Juana Azurduy, llegan para reformular los paradigmas
de niñas y mujeres y revalorizar su protagonismo en la sociedad. En el Ecuador
tenemos muchos nombres de mujeres que rescatar del olvido de la historia, bien
podrían figurar dentro de esta selección de “Antiprincesas” Matilde Hidalgo,
Tránsito Amaguaña, Nela Martínez, Manuela Sáenz, y un largo etc.
El lenguaje está vivo.
Las palabras circulan de generación en generación como semillas que sembramos
en nuestras cabezas y dotan de sentidos la vida, es por eso que los cuentos
infantiles cobran tanta relevancia, la necesidad de resignificarlos debe estar
acorde a los tiempos actuales y la necesidad de construir caminos para una
convivencia social que erradique toda forma de violencia, que promueva la
justicia, la igualdad de oportunidades entre géneros, el respeto y la libertad.
Ya es hora de conocer el
otro lado de la historia, porque mientras reconozcamos únicamente la versión de
la Caperucita, el Lobo no tendrá oportunidad de reivindicación. Tal como nos
invita a reflexionar el poeta español José Agustín Goytisolo, cuyo poema “Érase
una vez (o el lobito bueno)” se popularizó en la voz del célebre cantautor Paco
Ibañez y dice así: "Érase una vez / un lobito bueno / al que maltrataban /
todos los corderos. / Y había también / un príncipe malo, / una bruja hermosa /
y un pirata honrado. / Todas estas cosas / había una vez / cuando yo soñaba /
un mundo al revés".
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