miércoles, 23 de marzo de 2016

OJOS CERRADOS A CIELO ABIERTO

http://lalineadefuego.info/2016/03/22/ojos-cerrados-a-cielo-abierto-por-nathalia-cedillo-c/



El pasado 3 de marzo fue una jornada donde convergieron sucesos que invitan a la reflexión. El Presidente Rafael Correa visitó el Proyecto minero Mirador, concesionado a la transnacional minera china ECSA (ECUACORRIENTE S.A.) en Zamora Chinchipe, para ver los avances del mismo.

Paradójicamente en este mismo día y en la misma provincia se debía realizar la audiencia de juzgamiento por el asesinato del Dirigente Shuar José Tendetza, defensor del Bosque Protector de la Cordillera del Cóndor y detractor de la explotación minera a cielo abierto en la parroquia Tundayme (zona de influencia directa del proyecto minero), cuyo cuerpo fue hallado sin vida a la orilla del río Zamora, atado y con claras señales de violencia el pasado 2 de diciembre de 2014.

Mientras esto sucedía en la Amazonía ecuatoriana, Honduras amanecía consternada por la noticia del violento asesinato de la líder indígena Berta Cáceres, conocida en su país y Latinoamérica por su activismo en defensa de los derechos humanos y de la naturaleza. Cáceres fue Coordinadora del Consejo de Pueblos Indígenas de Honduras COPINH y llevaba más de 20 años en la lucha por la defensa del agua y los territorios de su pueblo Lenca.

El asesinato de líderes comunitarios anti-mineros en el contexto de actividades extractivas no es casualidad. América Latina -territorio rico en recursos naturales- tiene una amplia experiencia sobre casos de violencia y diversos grados de represión a sectores populares, desatados por las mismas empresas extractivistas y solapada en muchos casos por los gobiernos, más allá de su orientación ideológica. El respeto a la naturaleza, a los derechos humanos y a la autodeterminación de los pueblos forma parte reiteradamente del “sacrificio” indispensable para el desarrollo.

Sin embargo, cuando escuchamos el discurso pro-minero del Presidente Correa revestirse de pureza y buenas intenciones y posicionarse como el único e indiscutible camino para salir de la pobreza, parecería que la realidad de los conflictos socio-ambientales son cosa del imaginario fantasioso de algunos “tirapiedras”.

Según organismos de Derechos Humanos, al momento se contabilizan más de 30 familias Shuar despojadas de sus territorios en la zona concesionada, sin Consulta Previa, violando derechos constitucionales. Sin embargo, el Presidente Correa desestimó estos conflictos, dijo: “cada vez que se ha querido hacer un campamento, movilizan gente para instalarse ahí para luego ser desalojados y victimizarse, la represión. Sacan a ingenuos campesinos, ingenuos indígenas, agricultores para meter la gran minería”.

De igual manera, atribuyó las secuelas del desastre ambiental de la explotación petrolera al mal manejo de los gobiernos de la “partidocracia”, más no al modelo extractivista en sí; asegurando que ese pasado no se repetirá porque ahora hay un gobierno que “sabe hacer bien las cosas”.

La representación de los hechos desde el oficialismo, construye lo que el filósofo británico J. Austin denomina un acto ilocutivo o un acto de palabra, es decir las palabras realizan una acción más allá de lo dicho.

La fuerza ilocutiva de los enunciados de Correa contienen un presupuesto implícito que constituye un acto interno de la palabra en la medida en que el mandatario no solo deslegitima explícitamente a quienes cuestionan el modelo, sino a todo aquel que ponga en duda la buena fe de sus actos. Sus palabras están aleccionando implícitamente a los receptores de su mensaje, al país; de esta manera lo que dice Correa implica un mandato moral, el de agradecer a ojos cerrados que ahora existe un gobierno que sabrá redistribuir los réditos de la minería a cielo abierto.

El discurso del desarrollo al inscribirse en este juego de poder nos aprisiona en lo visible, parecería entonces que estamos ante un camino incuestionable e irreversible; pero lo que queda fuera de la representación oficial es que el modelo de crecimiento dominante es insostenible, puesto que no hay “minería responsable” (como la llama el Presidente) que cubra los exorbitantes costos socio-ambientales y de endeudamiento, ni mucho menos desarrollo por encima de los derechos humanos y colectivos.
 

CUENTOS QUE DESPIERTAN CONCIENCIAS





“Y vivieron felices para siempre”, es la frase que muchas generaciones de niñas y niños escucharon antes de dormir. Aquellos cuentos que narraban historias de bellas princesas, delicadas, obedientes, que vivían en majestuosos castillos, atormentadas por brujas malvadas hasta ser rescatadas o despertadas por valientes príncipes.

En muchos casos, estas historias alimentaban el imaginario de niñas que se vieron representadas en el estereotipo de la hermosa princesa bondadosa y sumisa, cuyo centro referencial de su existencia era el amor de su príncipe.

Estos cuentos de fantasía, hoy encuentran su contracara en la propuesta de “Antiprincesas” de Nadia Fink, escritora y periodista argentina, que a través de una serie de cuentos nos muestra la historia de mujeres latinoamericanas de carne y hueso, que no esperaron a ser rescatadas por un príncipe, sino que por el contrario lucharon por su libertad y la de sus pueblos. Esta propuesta está captando la atención y sensibilidad de una nueva generación de niñas y niños.

Los relatos de Fink indagan en la historia de nuestros países latinoamericanos, en cuyos pasajes generalmente se levantan victoriosos las estampas de los próceres -siempre hombres- para contar la historia de mujeres que han estado tradicionalmente dibujadas en las sombras, subordinadas al rol de amantes abnegadas o madres sufrientes.

La propuesta de la autora ofrece un relato entretenido, en un formato lúdico y colorido, atractivo para grandes y peques, mostrando a mujeres reales y resaltando sus virtudes como luchadoras por la libertad, su irreverencia ante poderes opresores, su capacidad creativa y artística y todos aquellas características que nos permitan re-conocernos diversas, valientes y generadoras de grandes transformaciones.

Historias de mujeres como la pintora y poetisa mexicana Frida Kahlo, la cantautora chilena y una de las principales folkloristas latinoamericanas, Violeta Parra, la heroína independentista boliviana Juana Azurduy, llegan para reformular los paradigmas de niñas y mujeres y revalorizar su protagonismo en la sociedad. En el Ecuador tenemos muchos nombres de mujeres que rescatar del olvido de la historia, bien podrían figurar dentro de esta selección de “Antiprincesas” Matilde Hidalgo, Tránsito Amaguaña, Nela Martínez, Manuela Sáenz, y un largo etc.

El lenguaje está vivo. Las palabras circulan de generación en generación como semillas que sembramos en nuestras cabezas y dotan de sentidos la vida, es por eso que los cuentos infantiles cobran tanta relevancia, la necesidad de resignificarlos debe estar acorde a los tiempos actuales y la necesidad de construir caminos para una convivencia social que erradique toda forma de violencia, que promueva la justicia, la igualdad de oportunidades entre géneros, el respeto y la libertad.

Ya es hora de conocer el otro lado de la historia, porque mientras reconozcamos únicamente la versión de la Caperucita, el Lobo no tendrá oportunidad de reivindicación. Tal como nos invita a reflexionar el poeta español José Agustín Goytisolo, cuyo poema “Érase una vez (o el lobito bueno)” se popularizó en la voz del célebre cantautor Paco Ibañez y dice así: "Érase una vez / un lobito bueno / al que maltrataban / todos los corderos. / Y había también / un príncipe malo, / una bruja hermosa / y un pirata honrado. / Todas estas cosas / había una vez / cuando yo soñaba / un mundo al revés".

RELEVO PARA EVO

Link:http://lalineadefuego.info/2016/03/08/relevo-para-evo-por-nathalia-cedillo-carrillo/


El mito del socialismo del siglo XXI se degasta. Esta vez no justificó las pretensiones políticas del Presidente Evo Morales, quien ha tenido que aceptar la derrota en el referéndum, donde el pueblo boliviano rechazó una reforma constitucional que le permitiría un cuarto mandato.

¿Será acaso que se empiezan a perder las ilusiones de revoluciones redentoras?

Según declaraciones del Presidente Evo Morales, la derrota se debió a una campaña sucia a través de las redes sociales, a la discriminación y al racismo, promovido por sectores de derecha.

Efectivamente, la realidad histórica de Bolivia guarda el registro del racismo, la violencia y el despojo. En la época del dominio colonial los indios eran considerados como animales, decían que “no tenían alma”. La necesidad de la Corona española de explotar los abundantes recursos naturales que encontraron en Potosí y el resto de Bolivia, los llevó a construir representaciones racistas con el fin de justificar el robo y la explotación. Cuando llegó el tiempo de la república, se cambiaron los rostros de los dominantes, pero no se acabó con el régimen de usufructo. El cambio del sistema feudal-esclavista hacia el capitalismo no terminó con los privilegios de un pequeño grupo económicamente poderoso y mucho menos re-significó el rol del indígena y el campesino en la estructura social. 

Sin duda las élites de Bolivia habían estado muy acostumbradas a gobernar a sus anchas, los indígenas siempre eran los que atendían la mesa o los que desde el folklor llenaban de colorido y baile las fiestas de los turistas. Es evidente que en la historia de Bolivia, la intolerancia y el racismo, expresado en el lenguaje, han sido y son un instrumento político de dominación.

Ahora bien, sustentar un conflicto social en categorías raciales, no es suficiente. Si esta es la justificación que encuentra Evo Morales a su derrota en las urnas, quiere decir que no han bastado sus 10 años de gobierno para comprender que los personalismos políticos, son monstruos con pies de barro.

Una de las lecciones que debería dejarnos los últimos comicios electorales en Bolivia, es que la historia ha sido implacable en demostrar que el tiempo corroe a la autoridad carismática y que en democracia no hay nada más contradictorio que pretender hacer transformaciones sociales desde la figura de un líder absoluto. 

El Movimiento al Socialismo (MAS) sigue siendo una fuerza política importante en Bolivia y a su gobierno le resta cuatro años para replantear sus estrategias si pretenden sostener en el tiempo su proyecto político. El nuevo reto será el de reconstruir los liderazgos, pero sus esfuerzos de auto-conservación pueden ser infructuosos si optan por repetir la misma fórmula caudillista en nuevas figuras. El camino que demanda la historia es el de sustituir y no sólo reformar la situación actual.

Mientras tanto, en Ecuador la ceguera del poder es aún más desalentadora. El gobierno reformó la Constitución dando paso a la reelección indefinida sin consultar al pueblo. Habrá que ver hasta dónde la campaña propagandística del régimen será capaz de sostener el imaginario falaz de un Estado de Bienestar sin recursos petroleros. ¿O también terminarán culpando en el 2017 a las redes sociales?